250 g de sonrisas
100 g de tu canción favorita
50 g de lágrimas
150 g de un baile inventado
200 g de carcajadas
100 g bromas
Elaboración:
Cada mañana, nada más abrir los ojos, antes de pensar en el maldito despertador, disfruta de los últimos segundos de ese sueño tan raro e intenso que has tenido y, a continuación, deja que poco a poco tu cuerpo se acostumbre a la realidad.
Mientras te preparas el desayuno pon música, pero de la buena, de esa que sin darte cuenta acabas bailando y cantando con tu micro-escoba. Y disfruta de tus tostadas, café, galletas o colacao, sin prisas, y todavía con legañas en los ojos, como cuando eras pequeña.
Cuando te vistas, deja tu imaginación volar y recorre el pasillo de tu casa como si fuera una pasarela, y tú la estrella del momento. Aunque sabes que no te hace falta todo eso, tú brillas por ti misma.
Haz de la rutina una aventura. Toma un camino desconocido, habla con ese compañero con el que pensabas que nunca lo harías, sonríe a tu acompañante diario del trayecto en el tren...
Siente los rayos del sol en tu piel, la lluvia y el viento que enreda tu pelo. Y camina, camina mucho hasta que los pies duelan, pero el alma rebose de felicidad.
Lee. Pregunta. Equivócate. Aprende.
Vive.
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