L.

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viernes, 7 de noviembre de 2014

RECETA DE LA VIDA

Ingredientes:

250 g de sonrisas
100 g de tu canción favorita
50 g de lágrimas 
150 g de un baile inventado
200 g de carcajadas
100 g bromas

Elaboración:

Cada mañana, nada más abrir los ojos, antes de pensar en el maldito despertador, disfruta de los últimos segundos de ese sueño tan raro e intenso que has tenido y, a continuación, deja que poco a poco tu cuerpo se acostumbre a la realidad.

Mientras te preparas el desayuno pon música, pero de la buena, de esa que sin darte cuenta acabas bailando y cantando con tu micro-escoba. Y disfruta de tus tostadas, café, galletas o colacao, sin prisas, y todavía con legañas en los ojos, como cuando eras pequeña.  

Cuando te vistas, deja tu imaginación volar y recorre el pasillo de tu casa como si fuera una pasarela, y tú la estrella del momento. Aunque sabes que no te hace falta todo eso, tú brillas por ti misma.

Haz de la rutina una aventura. Toma un camino desconocido, habla con ese compañero con el que pensabas que nunca lo harías, sonríe a tu acompañante diario del trayecto en el tren...

Siente los rayos del sol en tu piel, la lluvia y el viento que enreda tu pelo. Y camina, camina mucho hasta que los pies duelan, pero el alma rebose de felicidad.
Lee. Pregunta. Equivócate. Aprende. 

Vive. 







sábado, 1 de noviembre de 2014

NO TE RINDAS


No te rindas, aún estás a tiempo 
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, 
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas, que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños, 
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y acertar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo, 
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.


                                                                          Mario Benedetti